miércoles, 28 de octubre de 2009
(Colonia Sarmiento- Chubut- 1903-1983)
CASIMIRO SZLAPELIS
...hoy me quedan algunos minerales
y algo más que una milenaria astilla
petrificada del cargamento que me
mandó Don Casimiro con las
identificaciones manuscritas de lo
que es cada piedra. En el grabador
escucho su voz firme contando su
historia increíble...
Francisco N.Juárez
Nace el 1º de octubre de 1895 en el pueblo de Kupiskis, a orillas del río Levuo, en Lituania. Su padre Justino, ha tenido cuatro hijos con su primera mujer pero, después, se ha enamorado de nuevo y se ha casado con Sofía Yankaukas, por eso ya no le extraña ver ahora la cara de esta criatura recién nacida, tan arrugada, tan azulosa, tan parecida a todas las otras.
El padre de Justino se llama Isidoro y vive sin su familia y muy lejos de su Lituania natal, en Gualeguaychú, Argentina. En 1897 Isidoro se cansa del litoral, del río y de los mosquitos y decide partir hacia la zona de Colonia Sarmiento. Descubrirá que hay allí también un río, pero más angosto, con cisnes de cuello negro y sin mosquitos. Hay también viento. Hay dos lagos que, de a ratos, se embravecen. Hay caminos polvorientos, un bosque petrificado y una soledad más árida y más temible que la de Gualeguaychú, por eso se vuelve y le escribe una carta desgarradora a su hijo Justino pidiéndole que se encuentre con él en este final de mundo.
Justino y toda su familia llegan a la Argentina. El pequeño Casimiro inaugura su segundo año de vida cerca del río caluroso y marrón, mientras su padre y su abuelo trabajan la chacra y su madre ha comenzado a dictar clases en la escuela de artes y oficios y va teniendo más hijos.
En el verano de 1903 una manga de langostas les devora los campos y todos deciden radicarse definitivamente en Sarmiento, aun con la soledad.
Las aguas del Lago Musters están grises, heladas y con olas. Más lejos se ven los sauces bordeando el río Senguer. Casimiro y algunos de sus hermanos comienzan a ir a la escuela allí pero, luego, él sigue estudiando pupilo en Comodoro Rivadavia. Todos saben que, en el colegio de los salesianos los huérfanos abandonados, los indígenas y los pobres de solemnidad, se admiten gratuitamente.
Después, con los años, Casimiro será esquilador, peón, carrero, mecánico. También será el primer automovilista del lugar conduciendo un Buick de cuatro cilindros con palanca afuera. Para 1918 sigue soltero, compra su primer coche propio y se independiza.
En el pueblo también vive Amalia Ramig, una joven rusa llegada con su familia de una colonia alemana en el Volga, protestante luterana.
Estimada Amalia - le escribirá ardido de vergüenza y desesperación - no sé si usted habrá reparado alguna vez en una presencia temblequeante, casi desapercibida, que la ve pasar todas las tardes por la esquina del almacén. Esa presencia, mi querida, no es otra que la mía, tan temblequeante como esta mano - también mía - que en este justo instante se atreve a escribirle y a rogarle que me permita, alguna de estas tardes, mirarla a usted a los ojos para decirle, en presencia no desapercibida sino concreta, cuánto la amo.
Casimiro se preguntará por muchos años qué fuerza había sido la que le permitió deslizar esa carta debajo de la puerta cancel de la casa de Amalia pero lo cierto es que ella accede a esperarlo y a escuchar su encendida declaración de amor de sus propios labios, un día particularmente ventoso a fines de octubre de 1918.
Pero los padres de Amalia se oponen a semejante compromiso por asuntos religiosos y, sobre todo, porque la chica es todavía menor de edad. Casimiro delira con el rapto de la niña: se imagina llevándosela lejos, despeinando sus trenzas, persiguiéndola a las escondidas entre los álamos, incluso viajando a Lituania juntos en algún barco carguero; pero al fin resuelve con cordura esperar a que ella se haga mayor. El día de su cumpleaños la va a buscar con su sombrero de paja echado para atrás y su chaqueta de domingo. Amalia sale de su casa sólo con un atado con sus ropas, una carterita de cuero negro y la negativa de sus padres, que la miran partir detrás de la ventana entrecerrada. Se casarán, pero bastantes años después porque en Sarmiento no hay iglesia.
Casimiro trabaja como contratista pero también construye caminos y escuelas y, en 1922, compra una radio. Es muy difícil sintonizar una emisora desde esas latitudes pero, cuando consigue encontrar "Radio Cultura" que llega de Buenos Aires, pone el artefacto a todo volumen y la gente del pueblo se arremolina a las puertas de su casa siempre abierta, para poder escuchar y compartir.
Con Amalia tienen seis hijos: Elena, Tula, Antena, Rosa, Alba y Febo. Todos conformarán más tarde un conjunto coral que cantará en todo acontecimiento importante de la zona. Es que Casimiro mismo es un personaje importante de la zona.
En 1929 se le ocurre explotar una mina de hierro y cobre que ha descubierto en el Lago Fontana. La llaman "El solcito" y, en su inauguración, toca la banda municipal de Sarmiento.
Casimiro también buscará uranio en las mesetas patagónicas, será operador de cine, dirigirá las obras de otras escuelas en Río Mayo, Aldea Beleiro, Apeleg; pero lo que él realmente quiere es volar. Volar como las águilas y los cóndores. Acortar distancias, difuminar fronteras, desvanecerse en el aire.
En 1933 da sus primeros pasos en un planeador. Vuela por los cielos del sur como ha hecho todo siempre: sin permiso y sin licencia.
En 1951 recién consigue su brevet y entonces se compra un avión de segunda mano y funda un aeroclub. Tendrá tres aviones Casimiro en su vida. Al tercero lo llama Chimango. Es un pequeño Luscombe de 1947 y él usa la ruta 3 como guía para seguir el rumbo.
Con ese avión traslada enfermos, acarrea materiales y hombres para seguir abriendo caminos en la Patagonia, lleva a algunos chicos, también sin permiso, a volar sobre las casas y les arroja a otros, para que se repartan, bolsas de caramelos que estallan como bombas sobre los patios de las escuelas.
Todo sigue igual - le escribirá a Amalia alguna tarde melancólica de marzo - todo sigue como era entonces, como cuando fui a buscarte con mi sombrero de paja y te vi esperarme con tus zapatitos de taco a la puerta de la casa de ladrillo de tus padres. Siempre estaremos juntos y, alguna vez, volaremos entre los pasillos de la eternidad y cruzaremos todos los obstáculos.
Tiempo después, y también con ese último avión, Casimiro tirará flores todos los domingos sobre el cementerio, tratando de hacer puntería para que las margaritas y los malvones y las rosas silvestres, caigan sobre la tumba de Amalia que ya hace algunos años no está con él. Entonces, nada es igual. Las visitas al cementerio se volverán casi cotidianas en el otoño y en el invierno de 1982, aun con frío y nieve. Solo, tantas veces sin la compañía de sus hijos o de sus innumerables nietos, continuará con la obsesiva limpieza del sepulcro matrimonial, del respaldo de yeso que lo espera como alargando los brazos en esa tierra firme tan diferente a los cielos patagónicos y abiertos.
Casimiro se apaga la tarde del 10 de mayo de 1983, después de almorzar en el aeroclub mientras se adormece escuchando por la radio una melodía de Brahms con el diario en la mano.
Mónica Soave
NOTAS:
Casimiro crió a su familia en la Chacra "El Labrador" a aproximadamente 10 km de Sarmiento, lugar que hoy puede visitar
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...tirara flores en el cementerio
ResponderEliminarcomo si apuntara
al corazon de la tierra
como si la fuerza del amor
no fuera basta y vasta
como si los recuerdos
necesitaran una florida presencia
para quedarse
como si cada petalo
llevase la sensacion perdida
del reencuentro.
como si fueran ecos
inaudibles de un corazon
solitario
como si.........
Estremece esta historia y estas palabras que unen vida, muerte, amor, niñez, en una geografía brava que un hombre debe confrontar y avanzar.
EliminarQué lindo Mónica, Lo acabo de leer, entre papeles de envolver regalo, cinta scotch y cerveza. Me encantó ir a Colonia Sarmiento y conocer a este tipo de tu mano. Qué lindo escribir. Qué lindo leerte.
ResponderEliminarMirá no sabés cómo pienso en vos y en El botón de Nácar traducido...
Vivo en comodoro Rivadavia, y esas historias, de pioneros e inmigrantes son apasionantes, si tenés un libro, te pido me informes...
EliminarQuerida Mónica, me encantó tu cuento! Te felicito porque lo hayan leído y traducido...al lituano! Puse un comentario en el blog, espero lo publiquen. Un beso
ResponderEliminarHola Mónica: Felicitaciones por tu nuevo galardón, muy interesante el cuento, no podes olvidar el sur... sin duda dejo huella.
ResponderEliminar¡Qué grata noticia, Mónica! Acabo de leer la apasionante y enternecedora historia de Casimiro y me resisto a aceptar que sea un cuento. ¿No es una historia real? Por favor, dame más precisiones. Por otra parte, me encantaría que pronto pudiéramos publicarla también en Literasur, ¿nos autorizarías? ¿Habría que pedirle permiso también a Fimba?
ResponderEliminarEspero tus noticias.
Un abrazo!
Hola Mónica ¿cómo estas? Te quería consultar si el cuento que sacaste esta a la venta??
ResponderEliminarSaludos
Fabio
Hola Moni!!!!!
ResponderEliminar¡!!Qué alegría saber de vos y que seguís avanzando en lo tuyo!!!!!
Muchas gracias!!!!!!
ResponderEliminarAnnelies Gerritsen
Chacra Labrador - Hosteria B&B
Sarmiento - Chubut - Argentina
Te-fax: 0297-4893329
Desde el exterior: 00-54-297 4893329
Cel: 0297-154043222
Desde el exterior: 00-54-9-2974043222
email: agna@coopsar.com.ar
email: chacralabrador@gmail.com
Hola Mónica,
ResponderEliminarte agradecemos profundamente el dato que nos mandaste, es excelente la nota y refleja la calidad de persona que fue nuestro abuelo del aire Don.Casimiro Szlapelis, todo un personaje, no sólo de Sarmiento, si no, de la Patagonia toda.
Es cierto lo que decís, nuestra historia cultural se encuentra reflejada por los grandes viajeros que pasaron por estos territorios plasmando un nombre, Patagonia con profunda identidad y valoración a nivel mundial.
Valorando tu comunicación y el material encontrado en esta página, que seguramente nos será de mucha utilidad.
Te saludo atentamente.
Alejandro Mouzet
Director de Turismo Sarmiento
Querida Mónica:
ResponderEliminarFELICITACIONES !!!! FELICITACIONES!!!! Un abrazo.
¡Qué bien, Mónica! Te felicito.
ResponderEliminarFernando Coronato
Centro Nacional Patagónico - (CENPAT) - CONICET
Bvd. Brown S/N
Puerto Madryn - CP 9120
Pcia. Chubut
Argentina
Tel: 54-2965 - 451024 - 450401 - 451301 - 451375 - 451952 -
Interno/Extension: 326
Fax: 54-2965 – 451543
Hola Mónica: Muy bueno como todo lo que escribís. Es emocionante la historia de un laburante en estos días, realmente me movió, es profundamente emotivo, otra vida que es siempre oportuno rescatar y recrear. Te mando muchos cariños y felicitaciones
ResponderEliminarMónica,
ResponderEliminartu "pluma" es maravillosa, me has hecho viajar en el tiempo y el espacio; me pregunto cuántas personas habrán vivido historias parecidas, pero quizá unos pocos se han convertido en leyenda, o en personajes de literatura. No conozco esos lugares, –que ahora quiero conocer, por supuesto–; no conocía la historia de Casimiro, y te agradezco que la hayas rescatado para que llegue a todos los que buscamos encontrar la clave de nuestro presente urgando en nuestro pasado.
Norma Cerrudo,
Buenos Aires
Gracias Mónica por este hermoso relato,hace mucho que no leia algo que me llegara tanto.
ResponderEliminarUn beso
ana mancinelli
¡Hola Mónica!
ResponderEliminar¡FELICITACIONES!
Me encantó tu cuento que resalta la labor de todos aquellos que se llegaron a nuestras tierras para hacer de las mismas un país.
Ojalá, en algún momento, volvamos a respetar el trabajo como la base de toda civilización.
¡Suerte!
Nora Bellettieri.
(Una descendiente más de los que aportaron su esfuerzo para hacer nuestro país).
Querida Mónica: la magia de tus relatos siempre me tocan el alma. ¡Cuántas historias parecidas han sucedido en esta Patagonia inmensa y nadie se entera nunca! Mil gracias por emocionarme. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLindo hubiera sido que sea de mentira, pero mas lindo que sea de verdad y nuestro,
ResponderEliminary por supuesto tambien lindo el pincel...
Un beso grande!
¡Hermoso relato, Mónica! Nos permite conocer la saga de una familia de lituanos, pioneros en nuestra patagonia, fría, ventosa y árida. Casimiro cobra vida y nos conmueve con su gran amor por Amalia y con aquellas pasiones que dejarán huella en la colonia.
ResponderEliminarMónica ¡¡Felicitaciones!! Viajé a Colonia Sarmiento y conocí a Casimiro de la mano de tu relato ¡Me encantó!
ResponderEliminarQUESTA STORIA E' MOLTO DOLCE E SCONVOLGENTE, DOPO AVERLA LETTA MI HA FATTO RABBRIVIDIRE PER L'ASPETTO ROMANTICO CHE ESSA CONTIENE.
ResponderEliminarSI VEDE CHIARAMENTE CHE LA SCRITTRICE HA UN GRANDE DOMINIO NEL DESCRIVERE GLI ASPETTI PIU' INTIMI DELL'ESSERE UMANO IN UNA MANIERA PIU' CHE SPECIALE.
I MIEI COMPLIMENTI A MONICA SOAVE!
FLAVIO PERTUSI.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarExtraordinario cuento y una magnífica manera de hacer conocer el sentimiento y la realidad de los inmigrantes que hicieron posible nuestra tierra
ResponderEliminarMonica te felicito, un cuento lindo, lleno de sentimiento, profundo que acerca a los que como yo estamos lejos de nuestra Argentna iluminandonos de lugares remotos que para muchos pasan inadvertidos. Como todos tus cuentos un placer leerlo. Espero esto te llegue es mi tercera vez tratando de hacer este posting. Very ejoyable, pleasurable, and one of them that is written to stay in the soul of the reader.
ResponderEliminarLa historia de Casimiro Szlapelis, me gustó mucho y me emocinó, pues me hace acordar a la de mi abuelo, inmigrante europeo, también.
ResponderEliminarSin dudas este Casimiro, fue un personaje muy especial, emprendedor, audaz, curioso, inquieto, romántico, valiente y solidario. Como tantos que vinieron a nuestro país de lejanas tierras, para hacerlo grande y generoso.
Muy bueno el cuento
Muy rico todo, jorge
¡Felicitaciones! Parte será cierto sobre Casimiro seguramente.
ResponderEliminarHas logrado hacerme involucrar con el personaje y sentir su espíritu aventurero, su angustia tras la muerte de su mujer, su vergüenza inocente, sus ganas de vivir... De eso se trata ¿no?
Gracias por llevarme hasta este escrito.
Monica, te comento que el nombre Sofia Yankaukas esta mal escrito, en realidad es Sofia Yankauskas. Muy buen relato. Y, espero que corrijas el nombre.
ResponderEliminarTuve la fortuna de conocer a Casimiro, yo era muy pequeño, apenas 5 años, pero lo recuerdo a el y su viejo chimango. En esa epoca mi padre era el jefe del Aeródromo de Col. Sarmiento y viviamos en el Aeroculb de la localidad. Me gustaria saber si tenes mas material sobre él o de otra gente de la localidad.
ResponderEliminarMuchas Gracias
hiro.suyama@gmail.com
Qué mamera tan hermosa de relatar. No pude evitar que se me cayeran las lágrimas. Sobre todo porque recuerdo muy bien cuando corríamos esperando los caramelos que caían desde el cielo en Facundo, arrojados por la generosidad y la dulzura de Don Casimiro, querido por todos en el pueblito. Seguro que sigue volando.
ResponderEliminarHermosa redacción de parte de la vida de mi abuelito, un ser especial sin lugar a dudas, falta la parte de su historia con mi abuela Juana con quien tuvo 3 hijos, 2 hombres ( Pelusa y Carlitos), quienes murieron chicos y mi mama Cristina Szlapelis, la mas pequeña, que fue criada por mi tía Elena, su media hermana, para mi fue como mi abuela.
ResponderEliminarMi nombre es Alicia Fernanda Campos Szlapelis
EliminarMe presento en sociedad, vivo en Comodoro Rivadavia,Chubut, mi nombre es Humberto Cesar Lorenzo de 72 años, nacido en Sarmiento Chubut , 25 de Enero del año 1952. Conocí a Casimiro en los años 1959 desde es entonces ya mis padres estaban separados y yo vivía en calle Perito Moreno a muy poco del Aeropuerto Club y de lunes a viernes esporádicamente pasaba por la tarde Casimiro con su Ford T era una camioneta roja con neumáticos y llantas con rayos de madera muy antigua creo modelo 1936. Fueron pasando los meses y año y lo acompañaba en sus aventuras para ayudarlo a tirar los caramelos en escuelas rurales el Pio Pio , escuela de frontera cerca de puente de Avait y por último el sobrante en escuela N° 28 de Sarmiento.mi función fué estar atado con cintos de seguridad y al llegar daba dos o tres vueltas y cuando los alumnos salían él con dos gritos yo debía tirar cuatro puñados de caramelos de ambas bolsas que la librería de Sarmiento , Sandrini y Los Muchachos de Mario Aceves les vendia. También a fines del año 62 recorría Po aire la ruta hacia el norte pasando puente Traverso para ver los caminos los desbordes del Río Senguer debido a que tenía que pasar informe a Vialidad Provincial y/ o a una Secretario de nombre Carlina Caro, para un programa de acción por las rutas provinciales. Un gran recuerdo de mis amigos pilotos de esa época Casimiro y la Rusa Basugno, mamá de Pirulos, y Ricardo Britapaja..para contactarse con Papi LORENZO 02974724597. a su disposición
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